En el centro de la vela está la mecha. Su misión es esperar paciente a que el fuego finalmente se prenda en ella. Mientras.... la mecha, sigilosa espera ensimismada en sus hebras, recogida y envuelta en la cera que la cobija.
Sin la cera la mecha caería. Cera y mecha anhelan el momento de ser luz, de jugar a derretirse en la danza incandescente que las hermana, respirando AMOR/FUEGO, iluminando y creando también sombras al toparse con otras figuras y formas, en un escenario cambiante y fascinante para ambas.
La vida de la mecha y la cera es intensa mientras arden y están absolutamente entrelazadas. El fuego habita en ellas... y no puede estar sin la mecha, y no puede sostenerse sin la vela.
El fuego vive y se desvive en ambas.
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