martes, 27 de marzo de 2012

ARTETERAPIA: lugar de encuentros y transformaciones

ENTRE LAS PIEDRAS....tumbada,empecé a notar el frío contacto de mi piel con ellas. La suave respiración de mi vientre se iba transformando en un murmullo de agua que se escurría viajera siguiendo  un cauce de formas y colores. Las piedras eran como estrellas diminutas que observaban desde el lecho de mi cuerpo a sus hermanas mayores. Un río imaginario de imágenes trasmitía sensaciones diversas en mi piel, mientras aquel torrente cristalino seguía camino hasta llegar a un mar cada vez más profundo y oscuro. Una niebla espesa lo fue inundando todo, la noche trasmitía frialdad en el cuerpo y en el alma recordando una edad oscura en el tiempo, una época en la que el terror era ley en la tierra. Surgió una imagen entre la niebla..era la proa de una nave vikinga, un dragón, intimidante símbolo de la atrocidad y el vandalismo humano. La oscuridad y el miedo nos habitan desde que nacemos, son nuestras compañeras en el viaje hacia la vida.

Pero entonces, se produce una superposición de imágenes, el temible dragón ya no está solo en la noche, repentinamente la proa del barco se transformó en un tótem plantado frente a un fuego danzante. El terror se puede convertir en aliado cuando se reconoce y se observa. Los hombres danzan a los espíritus malignos y así los comprenden también. El miedo cuando se advierte  engendra acción y capacidad de representación, reconviertiendo el temor en valor. El fuego ilumina el coraje interno y las danzas a su alrededor trasmiten el calor necesario para afrontar las pruebas.

La noche se va como el humo de la hoguera y el nuevo día trae la esperanza, el despertar, la celebración de la luz.
Unas preciosas piedras turquesas iluminan el nuevo día y así comprendí y me concilié con el miedo oculto que todavía habitaba en mi cuerpo e impedía que creciera mi alma.

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